Seguramente algo de esto te suene familiar: desborde emocional, faltas de respeto, peleas entre hermanos, celos, rabietas, baja autoestima, inseguridad, miedos, falta de autonomía, dificultad en las rutinas, desmotivación, problemas con los límites, acoso escolar, uso
problemático de pantallas…
Se que a veces estás desbordada y que no encuentras ni las herramientas ni la paciencia para gestionar todo. ¿Pero sabes qué? Las madres tienen derecho a pedir ayuda para sí mismas o para sus hijos.
Tú y tu familia os merecéis una relación sana, equilibrada, respetuosa, realista y segura, que os permita crecer y evolucionar sabiendo que más allá de los obstáculos os tenéis de forma amorosa e incondicional unos a otros.